DIME CON CUáNTO SENCILLO ANDAS Y TE DIRé QUIéN ERES.
En una casa cualquiera, a las 5:47 am.
- ¿Papá, me presta para el bus?
- Alcánceme el pantalón. En el bolsillo de atrás tengo un billete de 20 mil.
- Pero yo no tengo vueltas
- ¿Qué hacemos? ...vaya cámbielo.
- Pero dónde lo voy a cambiar a esta hora?
- ¡Ah! ¿ahora el problema es mío?
- No señor, ¿pero yo qué hago?
- Quién le manda a no avisar anoche, ahora por guevón se va a pie.
Lo bueno es que no conocí al primer papá que hiciera efectiva esa afirmación; finalmente uno se lleva el billete con la advertencia: Me trae la verracas vueltas por la noche. Pero todos sabíamos que terminábamos gastando más de lo que podíamos gastar.
Ese tipo de errores se componen de tres etapas.
1. Confusión
En momentos como ese, el cerebro funciona así: me hago una pregunta - yo mismo me la respondo.
-¿Será que pasa algo si me gasto otros mil pesitos?
-¡Ay! yo creo que no.
-¿Será que mi papá se acuerda de pedirme las vueltas?
- No creo, eso fijo se le olvida y no se acuerda.
- ¿Y si mejor lo llamo y le pregunto?
- Neee, para qué lo llamo si él fijo me deja.
En ese punto era necesario hacer cuentas par darse cuenta que de ese billete de $20.000 solo quedaba la mitad. Ahí es cuando se nos ocurría la brillante frase: Ya que hijuemadres, gastémonos todo el billete, ni que fueran a matarme por cagados $20.000 pesos.
2. Engaño
Esta fase nos llega después de entender que la hemos cagado, en ella el individuo distorsiona la realidad, dotando de valores como el perdón, la tolerancia y el respeto a quien nos dio el billete. Vale la pena aclarar que dichos valores no están presenten en una “juetera”.
El detonante en esta etapa es la frase, “Y ahora qué hago”, la cual viene antecedida por el daño y/o error que se ha cometido, así: ¡Mk! me gaste todo el billete, y ahora qué hago, seguida por la distorsión de la realidad.
-Yo creo que mi papá me va a entender, él es un gran ser humano y estoy completamente seguro que si le explico sabrá perdonarme, además él también debió cometer errores de joven.
3. Reflexión-Angustia
El período anterior (El engaño) no dura mucho tiempo y rápidamente uno se agobiado, acorralado y resignado. También se pueden presentar episodios de distorsión de la realidad acompañados de fe ciega.
- ¡Ay! Dios mío qué hice? Si éstas ahí no me abandones, hazte notar con tu presencia y evita que hoy mi papá cometa un pecado, oh Dios tú que me guías, si tú éstas conmigo, quién contra mi, cúbreme con tu manto sagrado.
Al notar que Dios no le para bolas a ese caso menor, solo queda huir, la única opción es, abandonar el país.
- Lo mejor será abandonar la ciudad, creo mi papá intentará buscarme, pero para ese momento ya habré cruzado la frontera y me ganaré la vida como un caza recompensas, no volveré a ver a mi mamá y lo peor de todo, creceré sin mi play 3.
A decir verdad a mis 25 años aún veo a mi mamá todos los días, mi papá recordó lo del billete pero una semana después, así que ya había recolectado para pagarle y lo mejor de todo, nunca se daño la relación tan hermosa que construí con mi play. Por si las moscas voy a dejar un link en donde encontrará el salmo 91 en hebreo. http://www.youtube.com/watch?v=4i_5Hr0stwE