domingo, 22 de septiembre de 2013

Un día como comediante de la noche.


Estoy en el sitio, bar donde se graba los comediantes de la noche. He sido llamado como invitado especial. Son las 3:30 pm, hora de hacer la prueba de cámaras que consiste en pararse como un soberano pendejo en el escenario y recitar la rutina que uno hará en la noche, mientras que los demás comediantes (los del programa) lo ven a uno con cara de, aún tenemos tiempo para llamar a otra persona, la cagamos trayendo a este man. 
Aclaro que ya sabía de dicha prueba de iniciación, y me preparé a la manera “zen”. En la mañana del mismo día salí a un parque cercano a mi casa, ubique varios árboles y reloj en mano, empecé a hacerles la rutina. Los árboles me miraban como pendejo, al igual que la gente que pasaba, pero yo me había visto todas las películas de Rocky y sabía que si no había sacrificio, el entrenamiento no serviría. Termine haciendo como 10 veces la rutina. 

Después de ensayar me sentí seguro como para regresar a la casa. Escogí entonces mi pinta: pantalón negro, una camisa roja con pinticas doradas y un corbatín negro, ah y tenis. Durante el baño pegué a la pared con el agua de la ducha las hojas que tenían escrito mi materia y las repase mentalmente. 

Ahora es mi turno, me han llamado para hacer la dichosa prueba. Me instalan el micrófono inalámbrico y automáticamente empiezo a verlos a todos como árboles, entonces me relajo y declamo casi como poesía mi rutina. Los árboles no dicen nada, eso me hizo sentir algo de nervios.

Son las 6:00 pm y ya he pasado dos de las pruebas, por momentos me ataca la ansiedad, me sudan las manos más de lo normal y quiero salir a fumar. Los comediantes de la noche se muestran tranquilos, se hacen matoneo entre ellos, hacen chistes que definen como, “chistes internos”, yo solo río por diplomacia, no vayan a pensar que no entiendo o crítico su humor. Por momentos me veo como uno de ellos, pero basta con mirar hacia el escenario, empiezo a sudar y dejan de verme.

Son aproximadamente las 7 pm, la fila en la puerta del lugar asegura que por lo menos en asistencia será todo un éxito (un problema menos, pues la ley del humor dice que es más fácil hacer reír a muchos que a poquitos)

Conforme va pasando el tiempo y nos acercamos a las 8 pm, hora en la que comienzan las grabaciones, cada personaje va liberando tensión y empiezan a ser víctimas del estrés, cada uno exhibe los nervios de maneras diferentes, unos fuman más de lo normal, otros caminan de un lado a otro y balbucean su material, otros prefieren sentarse a mirar su tableta y repasar en voz alta, otros revisan su celular y se escriben mensajitos de amor con su pareja, otros toman algo de licor. En fin, yo los veo desde el camerino, mientras sentado me seco el sudor de las manos en las rodillas. Eventualmente suben a decirme, ¿qué? ¿muy tranquilo? quieto maestro. Yo solo les sonrío, los miro, hago como si entendiera el chiste y vuelvo la  mirada a un monitor ubicado en la parte superior del camerino que sigue toda la grabación. 

La salida del primer comediante es definitiva, pues arroja información importante de cómo será el comportamiento del público y en general de la noche. Ese primer comediante se denomina, “calentador”, y tiene la seria responsabilidad de disponer positivamente al público en aproximadamente 15 minutos. Según “el calentador”, el público está bonito, se quiere divertir, y bajo la ley del humor (recuerdan, mucha gente, más risas. Menos gente ...) será una buena noche.

Por designios divinos (al director se le dio la verrionda gana) voy en el segundo capítulo; para los que no saben cada noche se graban dos, por eso uno ve a la misma gente en varios programas. Mi tensión aumenta porque es una hora y quince minutos más de espera. Creo que eso es lo que más me pone ansioso, saber que falta mucho para pararme.
Bajo un par de veces a donde se encuentran los demás comediantes, uno de ellos me pide que le ayude a repasar la rutina, luego pregunto si tienen cigarrillos, no hay, me  ofrecen chocolates. Prefiero volver al camerino, saco de mi maleta las hojas un poquito mojadas donde está escrito mi material, les doy un último vistazo, pero mis manos no dejan de sudar y ahora me acompañaba un bostezo mezclado con escalofríos. 

Es mi turno, ya estoy alambrado ( o sea, me han puesto el micrófono inalámbrico) y a escasos metros del escenario. En escena está el mismo personaje que me hizo la llamada para estar ahí y tiene al público feliz con una rutina sobre los robos, (que momentos antes había confesado, no le parecía muy fuerte, jum, siempre dicen lo mismo y terminan volviendo loco al público) lo admiro mucho, pero ya no siento miedo, el miedo se ha convertido en la oportunidad de que vean mi trabajo, ahora es una responsabilidad. Son las 9:45 pm, falta no menos de dos minutos para subir, el corazón se me acelera, pero no mucho, el presentador me llama, me dice al oído, ¿Puedo decir algo de su pelo para presentarlo? Asiento con la cabeza y le digo: sí, lo puede hacer, porque eso me ayuda a entrar ganando. 
9:47 pm, se han subido a presentarme, siento que se me olvida todo, me da mucho miedo, pero recuerdo que pueden existir noches malas, pero que esta no lo será, de nuevo estoy tranquilo. Es la hora, respiro profundo, no miro a nadie, miro primero hacía arriba, tal y como me explico la maquillista (ella debe saber, no es comediante, pero si ha visto como le sudan las manos a muchos invitados novatos, por eso le creo) Abro la boca, hago mi trabajo, lo hago bien, la gente ríe y también aplauden. 

Estoy en el sitio, bar donde se graba los comediantes de la noche. He sido llamado como invitado y he dejado todo ahí.

domingo, 11 de agosto de 2013

PIDA LO QUE QUIERA, YO LO INVITO.

Quería escribir sobre las cosas buenas de la gente, pero mientras escribía este texto, se me cayó el internet, se me regó el  milo caliente sobre el teclado, apague el computador y se me olvido guardar. Así que empecé a escribir sobre las cosas feas, como por ejemplo, algunas personas no tienen ninguna delicadeza cuando les invitan “algo”.


Si queremos que no nos vean la cara cuando invitamos un “algo” entonces eliminemos de nuestro vocabulario la frase: Pida lo que quiera que yo lo invito.

Uno debería decir, pida lo que quiera, pero que no pase de tanto... Si usted quiere mucho a esa persona, entonces que no pase de $1000, si es alguien no muy conocido, pues con $500 usted queda como un rey, y si no hay ningún tipo de relación y lo que usted siente es fastidio, entonces dígale: ¡ vaya a que le gaste su madre! Así deja mamando al tragón, a ese que se toma muy literal la frase, a ese que mientras usted pide un tinto o una gaseosa, el sinvergüenza ya tiene en la mano, mil de salchichón, dos panes franceses, una colombiana y le hace ojitos a una empanada. Aunque conozco personas más descaradas que dicen:

- Por qué mejor no me da eso en plata, es que en el barrio venden unos tamales y con eso si quedo bien lleno.

Ahí es posible que a usted se le olvide que es amigo y se de cuenta que no hay ninguna relación, por lo tanto podría usar el : ¡Vaya a que le gaste su madre!

Lo peor que puede pasar es que usted pierda la voluntad y saque los  $2500 con una rabia, mientras que por dentro se pregunte

  • ¿Por qué soy tan pendejo, no debí darle esos $2500, ahora me toca irme a pie, ese man si es una pecueca, en la vida lo vuelvo a invitar a algo, ese no es mi amigo, maldito, lo odio.

y el amigo le pregunta:

- ¿Olé, está bravo?

  • jajajaja, noo, tan bobo, ¿por qué tendría que estar bravo?


Ese tipo de gente no entiende que eso es un mero formalismo, o sea,  no es un contrato, ni una promesa, solo es un decir por decir, no tiene valor práctico ni real,  solo es algo sin sentido, así como cuando uno le dice a la novia:

  • ¡te amo!

o cuando el papá le dice a sus hijos:

- Yo los quiero a todos por igual.

O cuando un amigo dice:

  • Si necesita algo, me avisa, no importa la hora, no dude en llamarme

Hay que entender que uno no puede pedir lo que quiere, y que el que paga, no quiere pagar lo que quiere pedir el que ha sido invitado, o sea, para no ir tan lejos, si a usted le dicen, pida lo que quiera que yo se lo pago, no va más allá de un tinto,  de un cigarrillo, un chicle, unas frunas, un trident (pero del individual), una menta, unas galletas festival y eso!  

Dios debería castigar a esos inescrupulosos que se aprovechan de la buena fe de personas como usted y como yo para que les gasten, eso inescrupulosos que usan frases como:

  • Es que no sé qué pedir.

El objetivo de esta frase es medir la capacidad adquisitiva del que invita, por lo general quien la dice se ve obligado a sugerir cosas, de esta manera el inescrupuloso se hace una idea del producto que le pueden gastar. En dado caso que le señalen algo barato, el inescrupuloso hace caso omiso y señala las características negativas del mismo.
Por lo general se hacen gastar lo más caro.

- Es que me da pena.

Con esta otra frase solo buscan  reafirmar la invitación. Así que evite a toda costa seguirles el juego, pues dicha frase busca que usted se choque emocionalmente y diga: ¿pena de qué? no sea tan bobo, pida. Si el inescrupuloso agacha la cabeza y hace soniditos, no se deje engañar, pues está buscando que usted diga, ¡ay tan bobito! le dio pena. Y en ese punto, mi querido lector, debe saber que la cuenta le saldrá un poco cara y que le han metido un gol por inocente.

-¿Enserio puedo pedir lo que quiera? 

Voy a ser directo, en este punto: ¡le vieron la cara!

Por eso me volví de esas personas que aguantan hambre con tal de no gastarle a nadie, de esas que les chillan las tripas pero que prefieren ver a su amigo montarse en el bus, antes de comprar un pastel de pollo y tener que gastarle a él.

Pero en ningún caso vaya usted a pensar que yo soy un tacaño o un amarrado, no señor, solo soy un  ahorrador compulsivo.


lunes, 1 de julio de 2013

Personas que quizá conozcas

Hay tres cosas que le duelen en el alma a un hombre.
  1. Que se le muera la mamá.
  2. Que lo deje su pareja.
  3. Agregar un contacto femenino a facebook y que resulte ser masculino.
Siendo esta última experiencia la más terrible de las tres.

Por mi naturaleza masculina no puedo ver imágenes de mujeres con muchas tetas y cola en facebook ( la verdad no puedo ni ver que una mujer tenga tetas y cola) porque inmediatamente le quiero mandar la invitación, mandarle un saludo,  mandarle un toque, mejor dicho mandársela de cualquier manera. 

En facebook  es normal encontrar esos perfiles de mujeres provocativas, y es ahí cuando me hago esta pregunta 
-¿Será que les mando la invitación?
E inmediata y mentalmente me respondo.
  • Pues, sí, quién quita y me paren bolas. 
Nota: Si tiene que repetirse mentalmente la frase, “QUIEN QUITA” como método para animarse,  quiere decir que es feo y tiene más gracia una alocución presidencial que usted y se escuda en sucesos paranormales como la fe, la suerte y los cambios de parecer de las mujeres. 

Escribo todo esto porque le cogí fastidio a una parte del face que dice: personas que quizá conozcas, para los que no la han visto, ( como las  personas criadas en la Guainía,  Vichada o Vaupés) se encuentra en la parte derecha de la pantalla y muestra perfiles de personas que quizá uno conozca, pero muchas veces salen coincidencias con personas que uno sabe que en la vida se va a cruzar y mucho menos va a tener amigos en común, o cómo se explica usted que me salga, quizá conozca a Lady Gaga. Tanto así que me pregunto, ¿será que somos familia? ¿Será que yo la vi y no me acuerdo y por eso me mando la sugerencia? ¿eso a lo mejor es sobrina de alguna de mis tías? ¿Será que me estoy vistiendo tan mal y por eso el facebook nos relaciona?

Ese es el primer problema, el segundo es que ese grupo de personas que quizá conozcas está conformado en su mayoría por chicas de esas que uno dice, uuuuy, quién quita. 
Y seamos honestos, pero cierto que ese, “quizá conozcas” suena a: ¿Quizá me las pueda comer?. Yo confieso que cada que tengo la oportunidad abro ese pedacito del face y repito los siguientes pasos: click en el nombre, ubicar fotos, abrir álbumes, stalkear las fotos, mandar invitación y pensar, quién quita.

Mi criterio para agregar (a las mujeres de la zona del quizá) es muy simple: tiene cara de que le gusta o no tiene cara de que le gusta. Hasta el momento todas han quedado adentro de mi criterio, yo creo que les gusta. Aunque la otra vez me di “garra” y agregué a cuanta “tripona” se me atravesó por ese quizá y me pasó algo que no se lo deseo a un hombre entre los 16 y los 40 años, ser sancionado por facebook. Eso no tiene presentación, es mejor decir que uno tomó fotos de culos de hombres en tanga en la marcha del orgullo gay, antes de decir que por arrecho el señor Zuckerberg lo declaró peligroso para la comunidad.


Todo esto para contarles que hace 15 días fui víctima de un perfil femenino salido de la sección del quizá, agregue dicho perfil basándome en mi filosofía del quién quita. A los 30 segundos de haberle enviado la invitación, recibí la notificación que indicaba que semejante “hembrota” y yo, ya éramos amiguis. Obviamente no perdí el tiempo y le salude de manera formal, aunque al ver la foto pensé, (https://www.facebook.com/profile.php?id=100003868504048&fref=ts),está tiene cara de que le gusta y busque la manera rápida de acceder a otras más atrevidas y se me ocurrió decirle que era diseñador de páginas web, que necesitaba dos fotos sin mucha ropa para la portada de mi sitio de citas online, me sorprendió que la fulana aceptara y me pusiera dos imágenes en donde se le veían las tetas a full color, eso me hizo pensar que yo le  gustaba, me envidee, nos dimos el teléfono,  pensé que podríamos ser algo más que amigos virtuales, me encapriche tan rápido que durante varios días me repetía las fotos, y ese fue el problema, pues una de las imágenes estaba marcada con un nombre que no era el de ella, Giselle Avendaño, mientras que ella se hacía llamar Nanita Berrio. 
No me quedé con la duda e investigue sobre la tal Giselle, descubriendo que tenía nobles títulos  como: Play Boy Colombia, Miss Tanga Santander, Miss Tanga Colombia, modelo y empresaria, me sentí orgulloso al pensar que una mujer así se había fijado en mi, pero ni esa broma logró que no  descargara mi rabia contra ese perfil falso, una vieja así qué se va a fijar en mi, aunque, quién quita. Lo que si es cierto es que llame al número que me había dado y oh sorpresa, me contesta una voz ronca diciendo: Papi, pensé que no me ibas a llamar. 


El link que les deje arriba corresponde al perfil falso, a Nanita Berrio o mejor a, Nanito Berrio. Me parece que es pertinente dejarles los links en donde pueden encontrar imágenes de la original y sensual Giselle Avendaño, que con tantos títulos no me explico por qué no fue nominada al gran Colombiano.
 http://www.youtube.com/watch?v=_jp3PeZT1Q4 y http://www.thecolombianmodels.com/ 


sábado, 22 de junio de 2013

Dime con cuánto sencillo andas y te diré quién eres.

Este blog será presentado en tres actos; la primera escena lleva por título:


DIME CON CUáNTO SENCILLO ANDAS Y TE DIRé QUIéN ERES.

En una casa cualquiera, a las 5:47 am.

  • ¿Papá, me presta para el bus?
  • Alcánceme el pantalón. En el bolsillo de atrás tengo un billete de 20 mil.
  • Pero yo no tengo vueltas
  • ¿Qué hacemos? ...vaya cámbielo.
  • Pero dónde lo voy a cambiar a esta hora?
  • ¡Ah! ¿ahora el problema es mío? 
  • No señor, ¿pero yo qué hago?
  • Quién le manda a no avisar anoche, ahora por guevón se va a pie. 

Lo bueno es que no conocí al primer papá que hiciera efectiva esa afirmación; finalmente uno se lleva el billete con la advertencia: Me trae la verracas vueltas por la noche. Pero todos sabíamos que terminábamos gastando más de lo que podíamos gastar.


Ese tipo de errores se componen de tres etapas.

1. Confusión
 En momentos como ese, el cerebro funciona así: me hago una pregunta - yo mismo me la respondo.
-¿Será que pasa algo si me gasto otros mil pesitos?
-¡Ay! yo creo que no. 
-¿Será que mi papá se acuerda de pedirme las vueltas?
  • No creo, eso fijo se le olvida y no se acuerda.
  • ¿Y si mejor lo llamo y le pregunto?
  • Neee, para qué lo llamo si él fijo me deja.

En ese punto era necesario hacer cuentas par darse cuenta que de ese billete de $20.000 solo quedaba la mitad. Ahí es cuando se nos  ocurría la brillante frase: Ya que hijuemadres, gastémonos todo el billete, ni que fueran a matarme por cagados $20.000 pesos.


2. Engaño

Esta fase nos llega después de entender que la hemos cagado, en ella el individuo distorsiona la realidad, dotando de valores como el perdón, la tolerancia y el respeto a quien nos dio el billete. Vale la pena aclarar que dichos valores no están presenten en una  “juetera”.

El detonante en esta etapa es la frase, “Y ahora qué hago”, la cual viene antecedida por el daño y/o error que se ha cometido, así:  ¡Mk! me gaste todo el billete, y ahora qué hago, seguida por la distorsión de la realidad.

-Yo creo que mi papá me va a entender, él es un gran ser humano y estoy completamente seguro que si le explico sabrá perdonarme, además él también debió cometer errores de joven. 


3. Reflexión-Angustia 

El período anterior (El engaño) no dura mucho tiempo y rápidamente uno se agobiado, acorralado y resignado. También se pueden presentar episodios de distorsión de la realidad acompañados de fe ciega.
  • ¡Ay! Dios mío qué hice? Si éstas ahí no me abandones, hazte notar con tu presencia y evita que hoy mi papá cometa un pecado, oh Dios tú que me guías, si tú éstas conmigo, quién contra mi, cúbreme con tu manto sagrado. 
Al notar que Dios no le para bolas a ese caso menor, solo queda huir, la única opción es, abandonar el país.
  • Lo mejor será abandonar la ciudad, creo mi papá intentará buscarme, pero para ese momento ya habré cruzado la frontera y me ganaré la vida como un caza recompensas, no volveré a ver a mi mamá y lo peor de todo, creceré sin mi play 3.
A decir verdad a mis 25 años aún veo a mi mamá todos los días, mi papá recordó lo del billete pero una semana después, así que ya había recolectado para pagarle y lo  mejor de todo, nunca se daño la relación tan hermosa que construí con mi play. Por si las moscas voy a dejar un link en donde encontrará el salmo 91 en hebreo. http://www.youtube.com/watch?v=4i_5Hr0stwE



lunes, 10 de junio de 2013

INSTRUCCIONES PARA UN PRINCIPIANTE EN UN SHOW DE STRIP-TEASE


Durante mi adolescencia tuve dos grandes sueños, el primero era quedar entre los 10 mejores icfes del país, y el segundo era ir a un show en donde las mujeres quedaban en bola. De esos dos sueños solo pude cumplir uno...el de icfes. Pues recuerdo que me la pasaba estudiando y nunca tuve tiempo de ir a ver como una mujer se quitaba los cucos y se los ponía en la cara a un hombre y el man no se emberraca sino que sonreía. 

Confieso y sin pena que a mis 25 años, solo he ido a dos presentaciones de este tipo, y la verdad no las he podido disfrutar, no porque no sean entretenidas, sino porque se manejan una serie de principios y acciones básicas que todo visitante debería saber. Con base en mis experiencias negativas, hoy me siento capacitado para entregarle a usted querido lector, un breve manual que lo hará sentirse pleno cuando vea que una chica abraza un tubo y empieza a empelotarse.

  1. Aprenda a pronunciar bien la palabra strip-tease, se dice estriptis, con “p”, nunca diga, estrictis.
  2. En estos lugares se consume licor, está prohibido pedir jugos hit, mister tea, pony malta o jugo de curuba en leche.
  3. Procure ubicarse cerca al tubo de baile.
  4. No ponga su bebida en la pista, puede que esta se riegue, la bailarina puede pisar y  fracturarse la cadera. (Lo digo porque me paso)
  5. Si la bailarina decide tomarse su trago, no pierda su tiempo pidiéndole al mesero que se lo reponga o se lo descuente. (Ese traguito, se perdió)
  6. No les meta billetes de $1.000 y mucho menos monedas de $100, 200 y 500 pesos en los cucos.
  7. Evite gritar el siguiente estribillo: ¡mucha ropa, mucha ropa, mucha ropa, mucha ropa!
  8. Piense muy bien que billete va a meter en ese cuco porque es muy vergonzoso meter uno de $20.000 y pedir las vueltas.
  9. No se tape los ojos cuando se estén quitando la ropa, recuerde que no esta en casa.
  10. Si le cae un brassier cerca tiene que devolverlo, se que es difícil, pero hay que hacerlo.
  11. No se ponga los cucos de la bailarina en la cabeza...eso produce caspa.
  12. Si le ponen la cola cerca no haga mala cara, evite ser careculo y sonría.
  13. Si se da cuenta mientras le han puesto la cola encima, que la chica tiene barros en esa zona, no intente espicharselos.
  14. No se ría como un bobo cuando le bailen a su amigo.
  15. Cuando mire cierre la boca. 
  16. Un bluyineo no involucra nada sentimental. 
  17. No se vaya a enamorar.
  18. Cuando le bailen encima evite mirar hacia el techo, no se sienta culpable, solo relajase y disfrute.
  19. Cuando esté en el baño, no espere a que una chica vaya a sacudírselo.
  20. Aunque se vea tentado no vaya a preguntar, ¿Cómo apareces en facebook?
  21. No se debe formular la pregunta: ¿y qué vas a hacer más tarde?
  22. Absténgase de contar que en el 2001 usted fue uno de los 10 mejores icfes a nivel nacional.

La verdad con que practique la 1, la 17 y la 22, es suficiente. Y como dijo el vallenatero presentador... Y buena suerte!

Bonus track: Les dejo una guía para que practiquen en casa.http://www.tuguiasexual.com/como-hacer-un-striptease.php

sábado, 1 de junio de 2013

NO ME VUELVO A PELLIZCAR




Cuando tenía  13 años me dio por hacerle caso a mi hermano de aplicarme crema para peinar en la cara. (según él, para oler bien)Después de hacerlo noté que algunas  erupciones estaban apareciendo en mis mejillas y en 5 días pase de ser un lolito con piel de durazno a ser un adolescente con piel de guanábana. (También olía a guanábana)

Cuando uno tiene acné se comporta igual que un drogadicto, uno no admite que tiene la condición, ni mucho menos que uno es un homenaje a los “Corn flakes”, o que se pellizca los granos. Yo me hacía en los rincones a pellizcarse la cara, lo peor era cuando me preguntaban que si me había molestado; con la cara roja y con una nueva cicatriz les decía que no. 

Incluso me molestaba que me preguntaran por o señalaran mi defecto, así que siempre  les decía que me había picado un cucarrón mierdero en un viaje relámpago a Girardot. En el colegio eran típicas las conversación de este tipo:
-Ole, le salió tremendo barro en la cara.
-No es un barro, es que me pico un zancudo de tierra caliente.
-Pero estaba “picho” ese zancudo.
-No, lo que pase es que me rasque y se me irritó.


Por eso es mejor negarlo, negárselo al mundo, negárselo uno mismo. Si le preguntan qué tiene, diga que nada, diga que nunca se había sentido mas pleno y seguro con su imagen, así llegue en la noche a revolcarse en la cama y preguntarle a Dios por qué lo ha castigado. Esta demostrado que el 90% de la población mundial tiene o ha tenido episodios de acné, por lo tanto Dios nos ha castigado casi a todos, no se sienta tan especial.

Lo difícil de toda adicción es la reincidencia, de la misma manera que en las drogas el adicto dice que no vuelve a consumir, la persona que tiene acné dice que en la vida se vuelve a espichar un grano; es que son tan adictivos, uno sabe si se espicha le va a  quedar una marca, que no le va a salir nada, que le va a doler, que le va hacer daño, pero  con todo y prevenciones usted se arma de una camiseta vieja, a dos manos y con todas las fuerzas intenta estirparse medio cachete delante de un espejo para ver como se le deforma la cara, mientras ve desfilar un par de lágrimas que se le escapan del ojo derecho y madrea mentalmente. 

Alguna vez me deje guiar por los productos que promocionaban en la televisión para quitar de manera rápida el acné, entonces me fui al supermercado más cercano, me pare en la góndola, tomé un tarro transparente que decía “clean and clear”, y lo eché en una canastilla verde, me sentí tan afeminado, sentía que a parte de tener acné, ahora era una loca con acné. Para disimular agregué a la canastilla una libra de harina, me acerqué a la caja registradora, penoso, rojo de la vergüenza, la cajera me preguntó que si tenía tarjeta puntos y de manera agresiva le respondí: -No y el clean and clear no es para mi, es para mi hermana.

Algún día voy a aceptar que tengo acné, y si no lo hago, ojalá alguien invente una sociedad sin ánimo de lucro que me ayude a mi y a usted mi querido “Corn Flakes” a mejorar la credibilidad, a pensar que un barro no es una limitación física, así  salga en la punta de la nariz, (esos son los que más duelen) pero tenemos salvación, hay que dejar de pellizcarnos, vea que está mal, hágalo por su mamá, hágalo por su novia (si tiene)


Si alguna vez llega a existir, me gustaría que se llamara “acné-nimos” una sociedad en donde los afectados compartan sus problemas y sus soluciones: -Hola, soy Pepito y tengo acné desde los 14 años después de que le hice caso a mi hermano de aplicarme crema para peinar en la cara. -Gracias, Pepito. -Usted, el de la esquina. -Hola amigos, soy Nachito y llevo seis meses sin pellizcarme la cara. -Muy bien, todos, un aplauso para Nachito. -Ahora usted, el que tiene la mano levantada. -Hola, mi nombre es Checho y me da pena aceptar que uso clean and clear.